El estrés saludable es una parte natural de la vida, incluida la infancia.
Tanto adultos como niños deben ser desafiados para crecer y desarrollarse.
Sin embargo, en el sistema educativo moderno y en la vida moderna, el estrés saludable es a menudo desplazado por el estrés tóxico.
El estrés tóxico ocurre cuando las demandas de la vida superan consistentemente nuestra capacidad para hacer frente a esas demandas.
El agotamiento afecta a la atención, la emoción y la regulación del estado de ánimo, el sueño y la preparación para el aprendizaje a diario en las aulas.
Aún más preocupante, la exposición prolongada al estrés tóxico infantil tiene impactos de por vida en la salud mental y física.
La ansiedad comienza con la disminución de la productividad y la creatividad y se incrementa a síntomas más serios como ansiedad frecuente, disociación, frustración y finalmente agotamiento.
La fatiga puede llevar a un estilo de crianza que se parece más a una “lista de cosas por hacer” en lugar de una relación empática centrada en el presente con un niño en desarrollo.
Incluso los niños que no han sufrido experiencias adversas en la infancia pueden tener problemas con los “desajustes” frecuentes entre la severidad de un estímulo (un examen sorpresa rutinario) y su respuesta (pérdida de visión periférica, sudoración, nauseas, terror, inmovilidad).
En los niños que sufren trauma estos “desajustes” se vuelven crónicos y habituales.
Debido a que las raíces del estrés tóxico se encuentran en lo profundo del sistema nervioso, necesitamos herramientas que vayan más allá de la mente conceptual para apuntar directamente a ese sistema.
Para transformar nuestras respuestas habituales, necesitamos practicar nuestras habilidades regularmente cuando no estamos en el modo “luchar-volar-congelar”.
/ Atención: Fortalece nuestro “músculo mental” para desarrollar el enfoque a donde lo deseamos, cuando lo deseamos.
/ Compasión: La conciencia de nuestros propios pensamientos, emociones y sentidos aumenta nuestra comprensión de lo que otras personas están experimentando.
/ Regulación Emocional: Observar nuestras emociones nos ayuda a reconocer cuando ocurren, a ver su naturaleza transitoria y a cambiar la forma en que respondemos a ellas.
/ Calmante: La respiración y otras prácticas de mindfulness relajan el cuerpo y la mente, dando acceso a la paz independientemente de las circunstancias externas.
/ Adaptabilidad: Tomar conciencia de nuestros patrones nos permite cambiar gradualmente los comportamientos habituales con sabiduría.
/ Resistencia: Ver las cosas objetivamente reduce la cantidad de narrativa que agregamos a los altibajos naturales del mundo. Dándonos un mayor equilibrio.
Disponible Online y presencial personalizado
Incluye diploma
Próximo curso Presencial en Lanzarote
Sábado 25 de noviembre 2023 y
Domingo 26 de 9-12hrs
Horario: De 9-12.00hrs
Grupos
Precio 155€/Persona + 20€ Manual (opcional)
(Incluye audios con prácticas guiadas)
Online y personalizado
300€ + 20€ manual (opcional)
5 horas (me adapto a tus necesidades)
Incluye audios con prácticas guiadas